El periodo que comprendió la mayor parte del siglo XIX, en la Inglaterra Victoriana, la muerte estaba presente de muchas y diversas maneras. Este tipo de fotografía en esta época surgió con el propósito de poder conservar en la memoria los rostros y cuerpos de quienes dejaban este mundo, capturando una esencia casi inaudita y extrañamente bella de contemplar la muerte.
Existía una obsesión casi fanática por la defunción, se veía y se vivía muy de cerca.
Esta tradición, servía para consolar a las familias y recordar a los difuntos.Una fotografía es un objeto tangible que representaba al fallecido y que podía llevarse guardado cerca del cuerpo.Una forma de llevar el duelo,de aceptación más llevadera.
El luto era un ritual con unas reglas muy específicas.
Si observas estas fotografías,pueden causar , me atrevería decir una especie de temor esencial,algo que oscila y no sé definir entre curiosidad,morbo o quizás…miedo.
Todos los retratos y fotografías, terminaron siendo una variante del Memento Mori en latín » recuerda que morirás «.Un detalle que capta mi atención de la fotografía de un padre con su hijo fallecido…
Podéis observar donde fija su mirada?. Recordar que las fotografías de esa época necesitaban su tiempo de exposición antes de ser tomadas, no era al instante como en la actualidad.
La extravagancia esta en los adornos, los decorados con flores e incluso muebles al igual que en una fotografía común.
En el caso de niños fallecidos, como la pequeña de la imágen con mucha frecuencia,aparecían rodeados de sus juguetes favoritos. Intentaban mostrar naturalidad, como si estuviera dormida.
Lo enigmático,extraño está en la expresión de las caras fotografiadas, como si tuvieran vida.
En ocasiones, el fotógrafo se aseguraba de que los ojos permanecieran abiertos o incluso los maquillaban para intentar simular vida.
Incluso se fotografiaban con miembros vivos de la familia rodeando a los fallecidos
«El retrato y la muerte» es la primera publicación sobre esta tradición fotográfica post mortem en España.Este libro recoge y documenta esta práctica desde mediados del siglo XIX hasta finales del siglo XX.
Estas fotografías eran casi una necesidad para las familias y se convirtió en una etapa más del rito funerario.
¿Por qué iban a rechazarlo? Lo hacian con todo su amor. El miedo a olvidar sus rostros,en el caso de ser niños o bebés,era su manera de recordarlos.
Incluían la imágen póstuma en el álbun familiar, para dar cuenta de su existencia. Hay que ponerse en la situación del momento.
Si pensamos que las familias más humildes,podia ser el único retrato que se tenía de ellos. Toda esta representación ayudaba en cierto modo a superar la pérdida.
Una forma de consolar a los vivos y honrar a los muertos.
Los fotógrafos de la época,aún con cierto desagrado vieron incrementar su trabajo, y ganancias ante la demanda de este tipo de fotografías post mortem.
Por muy desconcertante y macabro que pueda resultarnos en nuestros días, desde que el mundo es mundo en otras épocas y culturas,por citar las figuras monolíticas prehistóricas,las efigies egipcias, máscaras mortuorias medievales, las pinturas renacentistas…
Nos han legado un recuerdo gráfico de lo éfimeros que somos, una manera, al fin, de recordar el Memento Mori.
Espero que os haya resultado interesante,quizás impactante.La muerte forma parte de la vida aunque ahora está oculta dentro de feretros, o bajo las sábanas que cubren el rostro de los cuerpos sin vida, es algo que no vemos o intentamos no ver. En una sociedad cada vez más fría y distante.
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Gracias por vuestra visita.