Saludos a todas las almas!
Nuevamente os presento un nuevo post que espero os resulte interesante. Esta será la primera parte del tema que quiero compartir… Historia del Ocultismo, necesario a mi parecer para mayor comprensión del Ocultismo para después adentrarnos en “La Magia Talismánica”, “La magia con velas”, entre otras grandes figuras ocultistas de todos los tiempos hasta nuestros días. Sin más dilación ¡Empezamos!
Egipto
En Isis y Osiris de Plutarco, leemos: “Las Esfinges que los egipcios han colocado ante sus templos significan que la creencia de su doctrina sagrada es enigmática…”. Y desde la antigüedad las llanuras donde las extrañas moradas de los faraones permanecen, como gigantes de piedra dormidos, han sido vistas como celosos guardianes de los más preciosos secretos sobre la vida y la muerte, de las artes que llevan a conocer la esencia de las cosas y que permiten hablar con los dioses y los difuntos. Los pueblos antiguos tomaron de Egipto la ciencia del “más allá”, su creencia en una relación estrecha entre el cielo y la tierra. Veremos cómo Grecia y Roma se volvieron hacia Egipto para aprender. Hasta los judíos contemplaban la patria de los faraones como la tierra de los secretos. “Se había iniciado en los misterios de Egipto”, se puede leer en el Talmud, refiriéndose a Cristo, y esto era suficiente para explicar el que hubiera podido curar a enfermos y resucitar a los muertos. Incluso en nuestros días, Egipto ejerce esta extraña fascinación. Los alquimistas de la Edad Media se esforzaban en encontrar los secretos de Hermes. Y los ocultistas del siglo XVIII, Cagliostro y Sant Germain, ¿no pretendían ser hijos de Egipto y herederos de sus secretos?
Es evidente que Egipto ha sido la cuna de la magia, Heka, palabra con la que los dioses designaban a la magia. Los Dioses, el Faraón y los magos eran poseedores del gran poder mágico que vinculaba a la propia creación, permitiéndoles manipular el Universo. ¡Realmente fascinante!
Magia y Religión
Como en todos los pueblos de la antigüedad, el ocultismo está íntimamente ligado a la vida religiosa. Las creencias de los egipcios rigen sus prácticas mágicas; y estas mismas prácticas son en su mayoría religiosas. Será necesario, por tanto, hacer frecuentes incursiones en el terreno de la religión, sin perder el verdadero objetivo que es todo lo referente al ocultismo. La religión egipcia es, en efecto, esencialmente mágica al ser muy realista. Cada gesto, cada palabra del sacerdote debe realizar alguna cosa concreta, sea en un terreno físico o psíquico. A determinada formula, a determinado acto mágico, el dios debe responder acordando un favor claramente determinado. ¡Y que no se le ocurra hacer trampa! Existen terribles sortilegios que, pronunciados por un mago, pueden alcanzar cruelmente al dios. En efecto, el mago se reserva el derecho de amenazar, por él o por sus clientes, a las divinidades.”Si no traéis la barca hasta él, arrancará los bucles de vuestras cabezas como si fueran capullos de flores en la orilla de un lago…”. Si a un muerto no le es acordado el lugar a que aspiraba, el mago invocará al rayo para que éste caiga sobre el brazo de Shou que sostiene las bóvedas del cielo. O, castigo más benigno, se amenaza a los dioses con robar de los altares los pedazos de carne que les pertenecían y no volver a hacer ninguna ofrenda. Sin llegar hasta la amenaza, también se puede hacer valor los derechos de cada uno.
Ramses II, rodeado de dos mil quinientos carros enemigos, invoca la ayuda de Amón, su padre. No es, escribe E. Neville “un grito de desesperanza, una llamada a la bondad del dios”. El faraón “enumera, en este critico momento , todas las razones por las que el dios debe estarle agradecido. Y estas prácticas religiosas tampoco terminaban con la muerte. Cien ritos eran llevados a cabo en favor del difunto. El que tenía asegurado un embalsamamiento hecho según las reglas, el que sabía que sería cuidadosamente rodeado de vendas mágicas, provisto de amuletos, no temía ya a la muerte, ya que se le “debía” en el “más allá” una vida fluida y muy agradable. El magnífico Libro de los Muertos, especie de formulario, acompaña al cuerpo. Es depositado al lado de la momia, o bajo la cabeza, transcrito sobre los vendajes, o sobre los muros de la tumba. Gracias a los encantos mágicos que contiene, el difunto vencerá a los monstruos que tratarán de impedirle franquear los veintiún pilares, las quince puertas y las siete salas, y llegará así hasta los cuarenta y dos jueces. El Libro de los Muertos indica también el nombre mágico de los dioses y la manera de disculparse ante ellos: “No hice esto, no dije aquello…”
No era suficiente una confesión negativa para satisfacer a los jueces. Antes de decidir si el muerto a quién se convirtiese en dios, se confundiría con Osiris o sería entregado a los monstruos infernales, se procedía a la ceremonia de pesar el corazón. Pero todavía intervenía allí el sacerdote-mago, que amenazaba a los dioses, si el muerto no obtenía satisfacción, de “nunca más hacer subir Ra al cielo y de precipitarle en el Nilo para que se viese obligado a vivir de peces”.
El doble 0 La Teoría del Ka
Existe una creencia metafísica propiamente egipcia y que es la base de toda magia. La famosa teoría del “Ba” y del “Ka”. En su noción de la inmortalidad del alma, los egipcios distinguian el “ba” y el “ka”.
El alma, “ba”, representada por un gavilán de cabeza humana, era separada del cuerpo por la muerte terrestre y emigraba al otro mundo donde vivía en el dominio particular del dios a quién había sido consagrada. En la tumba, después de la muerte, el doble o “ka”, disfrutaba de una vida mágica en medio de los objetos familiares o de sus representaciones grabadas en la piedra, esculpidas en la madera, moldeadas en la porcelana, imágenes que compartían con el difunto su vida mágica. No era en absoluto necesario, por otra parte, un ofrecimiento real para alimentar al doble, bastaba con decir en honor del muerto, la formula de la ofrenda para asegurar al doble la posesión de los objetos que habían sido enumerados. ¿Podemos tener una idea precisa de lo que los egipcios llamaban “ka”?. En la escena grabada sobre uno de los muros del templo de Luxor, Khnum, el alfarero divino, moldea dos formas humanas absolutamente idénticas, que van a encarnarse en el seno de la reina Ahmos. Una es la forma física, la forma de la carne; otra es la forma fluida (el Ka) que vivirá, durante la vida, en el ser de carne y seguirá su desarrollo natural, ya que el doble nace y crece con el cuerpo humano. Este “ka”, este doble de los egipcios, formaba en cierto modo (en la medida en que se puede ser preciso sobre este punto) la contextura fluida del cuerpo a que pertenecía. Ha sido también considerado, al parecer, como el depósito de las fuerzas psíquicas del individuo, pues en ciertas prácticas mágicas, como en la del embrujamiento, era el “ka” del brujo quien tomaba posesión del “ka” del embrujado. Asimismo la muerte era atribuida al hecho de que el “ka” abandonaba el cuerpo. Bajo el Nuevo Imperio, el “ka” era considerado como la conciencia. El diablo que habita en el cuerpo del hombre. En el momento de la muerte, el “ka”, desprendido del cuerpo, se convertía en un fantasma que conservaba su conciencia, pero estaba separado de sus elementos divinos (alma y espíritu) que habían ganado las regiones celestes. Esto no impedía al alma, pensaban los egipcios, venir a unirse momentáneamente a su “ka”, durante las ceremonias mágicas de invocación, para instruir a los sacerdotes en las cosas del más allá. El “ka” hacía entonces, en cierto medida, las veces de médium.
Amuletos y amenazas protegían a la momia contra los malos espíritus, los roedores, los profanadores. “Soy- dice una inscripción- el Kher-Heb (el sacerdote mago) realizado, conozco todos los secretos mágicos». Es decir que el muerto pretendía conocer las artes temibles y poder, en consecuencia, ejercer una venganza contra aquel que deteriorase su tumba. Además, es una formula imprecatoria: Los cocodrilos contra él en el agua, las serpientes contra él bajo tierra…”.
Lo que significa que no solamente el profanador perecerá en la terribles mandíbulas de los cocodrilos, sino que todavía después de la muerte será exterminado por la serpiente. Ya que era preciso que ningún extraño se introdujese en la tumba, rompiendo con su presencia el ambiente mágico creado por la acción ritual de Kher-Heb ( sacerdote-mago, escriba del libro del dios) que había transmitido por la ceremonia del “sa” el fluido mágico del que era portador y que creaba esta vida inefable, misteriosa, que escapaba a la vista de los mortales. Este mágico fluido había sido transmitido al sacerdote por medio de pases magnéticos sobre la nuca y la espalda por el sacerdote supremo, que, a su vez, lo había recibido de su predecesor. El faraón, hijo de Ra, el sol, lo recibía de su padre y podía transmitirlo y servirse de él.
No solamente se temía que el profanador rompiera el encanto de la tumba, sino que también se temía que, tentado por las joyas que a menudo adornaban la momia, la profanase para despojarla. Deteriorar, romper la momia significaba dispersar el “ka” y provocar el aniquilamiento de la personalidad. De ahí todas las precauciones para convertir en inaccesible la habitación funeraria, levantando paredes, llenando de escombros y piedras el pasillo que conducía a ella, colocándola en el fondo de un pozo.
Hasta aquí la primera parte de la Historia del Ocultismo. Si te ha gustado por favor no olvides suscribirte, dar a me gusta y comentar lo que te ha parecido. Para mi es muy importante conocer vuestras opiniones para ayudar a crecer este vuestro blog. ¡Gracias por compartir!. Recibir un gran saludo y hasta muy pronto.
excelente , Felicitaciones, es mi palabra.
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